La exposición sobre Yoko Ono llega al Museo Guggenheim de Bilbao
Del 14 de marzo al 31 de agosto de 2014, el centro de arte abarca una visión completa de su obra en honor al 80 cumpleaños de la viuda de John Lennon
“Un sueño que sueñas en soledad es solo un sueño. Un sueño que compartes es una realidad“. Esta acepción, llamémosle inusual, del concepto ensoñador al que aspira todo ser humano cobra un sentido mayúsculo extrapolado a la incombustible Yoko Ono, aquella artista idealista que conquistó al beatle John Lennon en aquellos maravillosos 60’s y 70’s. Al margen de la exoneración de la que algunos acusan a este emisaria de la vanguardia fluxus, Yoko fue feliz con John y John lo fue con Yoko. Así lo reconoció hasta el mismísimo Paul McCartney, cuyas reflexiones apuntan incluso a la responsabilidad que la japonesa tuvo en la composición del eterno Imagine. Entre las apariciones que quedarán en el imaginario colectivo de varias generaciones, está ese acto de antiarte o fluxus del que ella hacía siempre apología en el que la pareja se postró en su cama del hotel Hilton de Amsterdam, a modo de performance pacifista, en 1969. ¿Quién puede olvidar el papel que reinaba la escena, rezando Hair Peace, Bed Peace?
Ahora, el aura ciertamente complejo e incomprendido o que rodea a Yoko Ono pisa tierra patria y lo hace recalando en Bilbao, con una exposición retrospectiva que el Museo Guggenheim dedica a la artista desde hoy y hasta el próximo 31 de agosto. A lo largo de casi doscientos objetos, películas, documentación de performances, instalaciones, dibujos, fotografías, obras de texto y de audio, esta gran retrospectiva, esta muestra coincide con su ochenta cumpleaños ofreciendo una visión completa de su múltiple producción.
El punto de partida se encuentra en el libro A Book of Instructions and Drawings, que Yoko publicó en 1970 y cuyo interior ha sido el mantra de gran parte de su obra, con ‘directrices’ que asignan al público un papel mucho más esencial y una dirección bilateral en su participación para/con el arte.
La exposición, organizada en secciones, comienza con las obras significativas de la década de 1960, entre ellas sus primeras actuaciones, trabajos sobre papel y objetos. Otros capítulos se han reservado para su producción fílmica y para su trabajo musical. La última sección presenta instalaciones recientes como su versión del tema Fireworks de Katy Perry, que interpretó de forma irreverente y pasmosa en el MoMA de Nueva York.