A finales del siglo XIX de la gran exposición de Estocolmo de 1930 arrancaría uno de los movimientos más interesantes en
el campo de la decoración: el funcionalismo. Pero si hay que dar una segunda fecha clave para Suecia, ésta es 1955, año en el que se celebró la exposición de objetos domésticos de Helsingborg, conocida como la ‘H55’, que se convertiría en una gran influencia para fabricantes y artistas.
La historia del diseño sueco está ligada a la propia Revolución Industrial, al carácter escandinavo y al propio entorno físico: clima frío y grandes bosques vírgenes. La simplicidad de líneas, ya sean curvas o rectas, la falta de estridencias, la utilización de materiales nobles y tecnológicos y, sobre todo, la funcionalidad, rigen el diseño de estos objetos y esta decoración.
Bajo estas líneas os mostramos una vivienda en Copenhague bajo un estilo muy minimalista. En ella destaca el blanco impoluto de sus muebles y paredes, tan sólo el suelo de madera y algún elemento decorativo en negro rompen con su pureza. Con escasos muebles y elementos decorativos, pero todos ellos de diseño y líneas sencillas. La iluminación, que ayuda a proporcionar cierta calidez a la vivienda, es otro gran protagonista y se integra en techos y paredes destacando así distintos elementos de la vivienda, como por ejemplo; la pared del televisor con la chimenea, el hueco del cabecero de la cama, los muebles de la cocina, la ducha o el hueco de la pared del salón. En resumen, una vivienda minimalista, de diseño, y en la que se respira paz y tranquilidad.